domingo, 27 de enero de 2013

El Islamofascismo


Por ALFREDO EMBID

Últimamente ya se habla abiertamente de Islamofascismo que se ha convertido en una palabra de moda.

Basándose en las declaraciones falsificadas del presidente de Irán que analizaremos después, se ha establecido la asociación entre islamismo y nazismo que se inyecta en los ciudadanos por el empleo reiterado del término «islamofacismo».

La palabrita que le gusta tanto a Bush, en realidad viene de antes; la utilizó uno de los principales halcones estadounidenses Franck Gaffney.

El término también ha sido acogido en Sudamérica por ejemplo en Colombia. Y al otro lado del océano, por ejemplo por el «filósofo» francés Henri Lévy.

Otros, como el propagandista neoconservador Kenneth Timmermans y Daniel Pipes, administrador del US Instituto de la Paz llegan a comparar a Mahmud Ahmadineyad con Hitler. Algo muy adecuado para fomentar la Paz.

Algo que por otra parte no es nuevo. Ya se hizo con el presidente egipcio Nasser en 1956 cuando tuvo la osadía de nacionalizar el Canal de Suez, con Sadam Husein, cuando cayó en la trampa tendida por EEUU de invadir Kuwait en 1990, incluso llegando a retocarle el bigote en la portada de The New Republic para que se pareciesen más y que se repitió con Milosevic en Yugoslavia en los 90.


La comparación revela un profundo desconocimiento del Islam ya que el fascismo está inexorablemente ligado al nacionalismo extremo que está claramente prohibido por el Islam.

Los objetivos del Islam son «establecer una comunidad de todos los países musulmanes por encima de las naciones que acabe con la corrupción, la decadencia, la inmoralidad, el nepotismo y las desigualdades sociales».

La relación entre el islamismo y el fascismo es simplemente inexistente, pero para aquellos que divulgan ese concepto, la base de la unión es el antisemitismo.

El fascismo ha sido antisemita, el islamismo también, luego el vínculo está demostrado según esta lógica chapucera y mentirosa.

En realidad la actitud del presidente de Irán y del pueblo Iraní no es antisemita, es antisionista como también lo es la de sectores crecientes de la comunidad judía como lo atestan públicamente las pancartas de los propios judios en las recientes manifestaciones.

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