viernes, 8 de febrero de 2013

Oportuno lavado de cara de la Monarquía y la Iglesia gracias a un misterioso grupo anarquista


La prensa  «burguesa» de la época refleja
el montaje paraestatal conocido como Caso Scala.

Por Tomasso della Macchina

Qué casualidad. Ahora que la Iglesia (por el caso de la monja roba-niños) y la Monarquía (por las corruptelas de tan ínclita familia) están en sus horas más bajas de popularidad aparece un misterioso grupo anarquista insurreccionalista y pone una bomba (que, también casualmente, no explota) en la Catedral de la Almudena de Madrid, bomba, que según el Comando Insurreccionalista Mateo Morral (¡qué original nombre!), estaba destinada a combatir a estas dos sacrosantas instituciones.

Pero el asunto del insurreccionalismo es tan viejo como oscuro: ya en los 90 ciertas acciones armadas descerebradas convenientemente difundidas por los medios contribuyeron a dar mala imagen al grueso del anarquismo organizado (especialmente de la CNT). Por suerte, la mayor parte del Movimiento Libertario se desmarcó de dichas acciones y expresó su sospecha de que pudieran ser obra de la infiltración y la manipulación de gente poco formada o sencillamente desquiciada. Si no nos falla la memoria, la USI, la sección italiana de la AIT, ya en aquel tiempo expresó sus dudas sobre la verdadera naturaleza de estos grupos, muy abundantes en Italia. De hecho, los observadores más avispados y de mayor edad recordarán cómo en los 70 había grupos «comunistas» que, como las Brigadas Rojas, actuaban con inusitada violencia porque dentro había agentes del servicio secreto y de las fuerzas del orden de la República Italiana (curiosamente según los informes de la USI, los integrantes de estos grupos insurreccionalistas de los 90 ya habían militado en bandas armadas «marxistas-leninistas» en los 80). Era parte de lo que se llamó la Operación Gladio y su cometido era fabricar una excusa para que el orden imperante pudiera aplastar toda forma de disidencia tildándola de «terrorista». Quien sea tan ingenuo para creer que estas cosas no las hace un Estado que se autocalifica de «democrático» puede leer el texto Sobre el terrorismo y el Estado del situacionista Gianfranco Sanguinetti aquí:


Ahora que ya no hay ETA y que Al-Qaeda está muy entretenida en hacer el salvaje en zonas estratégicas (petróleo, gas, uranio...) del planeta (Siria, Mali, Nigeria, el Cáucaso, etc.) hay que tener un enemigo a mano para lavar la cara a la injusticia social y seguir con el expolio capitalista. Y todo ello con el conveniente apoyo de la prensa que sin duda sabe de estos montajes y publica sin cambiar una sola coma de la versión policial (¿es éste el cuarto poder crítico con los abusos de los estados?). En fin, nada nuevo bajo el sol.

2 comentarios:

  1. No me extrañaría que, dada la situación del país en general y la del gobierno y su partido en particular, urdieran en las oscuras esferas del poder "sucesos" destinados a distraer, atemorizar y neutralizar. Habrá que estar vigilante porque estos no se cortan un pelo a la hora de cargarle intenciones, culpas y muertos a los demás, como una vez más quedó demostrado tras los atentados de Atocha.

    Me he bajado el texto situacionista y me dispongo a leerlo. Gracias compañero.

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    1. Las gracias se las daré al compañero Tomasso que escribió el texto y lo publicó en su blog (que está anunciado al principio), yo simplemente no he hecho más que copiarlo y pegarlo aquí, ya que consideré que debía tener una mayor difusión.

      Al margen de quienes formen ese supuesto comando insurreccionalista (si existe de verdad), el caso de que haya gente que se defina «anarquista», y aplauda y defienda tales actos, es preocupante.

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