jueves, 2 de enero de 2014

Bakunin: El más grande anarquista de la Historia


Miguel Bakunin es el maestro del anarquismo. En él se unieron fuerza, voluntad, amor y verdad por la justicia. Teórico y práctico, llevó a cabo una tarea impresionante. Quien le olvida ignora a un hombre que contribuyó a hacer una sociedad mejor.

Por José Martínez Fernández

Miguel Bakunin es uno de los hombres fundamentales en el despertar de las luchas sociales producidas en el siglo XIX. Por haber unido teoría y praxis se convierte en la más alta figura universal que ha tenido el anarquismo.

Pierre J. Proudhon con su libro ¿Qué es la propiedad? se convirtió en el intelectual fundamental de la doctrina ácrata. Su dibujo de la sociedad, a partir de la premisa de su señal «la propiedad es un robo», es la piedra-base del pensamiento anarquista.

Kropotkin, Malatesta, Faure, Ferrer, son otros importantes pensadores de esta doctrina. Todos ellos sufrieron persecución por parte de la gran burguesía enquistada en el Poder. Kropotkin vivió muchas cárceles. Malatesta, prisiones y juicios. Faure fue igualmente perseguido; y el español Francisco Ferrer fue «ajusticiado» por habérsele vinculado al atentado contra un rey de su país.

Es decir, los cuatro, intelectuales y teóricos del anarquismo, vivieron sinsabores por poner sus ideas y sus luchas junto a los desamparados del mundo. Sin embargo es Miguel Bakunin, quien mejor reunió ideas con acciones. Fue tan grande su batalla contra el sistema burgués que enfrentó muchas y largas temporadas en cárceles y fue dos veces condenado a la pena de muerte. Burlaba los aparatos carcelarios y volvía a la lucha. Nada lo cansaba.¡Qué porfiado era este hombre!

36 años estuvo al borde del precipicio, pero siempre le hizo el quite. Su lucha empezó a los 26 años, en 1840, en Alemania y concluyó sólo con su muerte, en 1876 en Berna. Había nacido en Rusia en 1814, hijo de una familia de la nobleza.

Así fue como llegó a ser oficial del Ejército Ruso, pero a los 20 años advirtió las injusticias sociales y abandonó al Ejército. Luego su mundo fue la lectura de clásicos del pensamiento social: Marx, Stirner, otros. Viviendo en París entre 1844 y 1847 estableció amistad con Proudhon y otros importantes activistas revolucionarios. Más tarde participa, como uno de los líderes esenciales, en el levantamiento popular de Praga y en la Revolución de Dresde. Bakunin fue el revolucionario del siglo XIX más castigado por los aparatos estatales. Su pensamiento es bastante importante para el debate social y —por ende— muy extenso.

Un gran hombre como Miguel Bakunin, que soportó la tortura, que bordeó el intento suicida (por el sufrimiento carcelario extremo), no traicionó a sus compañeros como se le quiso hacer aparecer cuando, desde la prisión, envió una extensa carta al Zar Nicolás I, la cual posteriormente se publicó bajo el título de Mi vida.

En dicha carta señaló estar arrepentido de sus ideas y de sus «fechorías». Sin embargo todo ello fue, justamente, una forma irónica de acusar la explotación y las diversas injusticias en el mundo.

Fue un hombre de una convicción intelectual clara y de una resistencia heroica que incluso conmovió a sus enemigos, llegando uno de ellos a decir que si en París (tras un levantamiento revolucionario allí) hubieran trescientos hombres como Bakunin, no habría forma de gobernar.

Su heroísmo incluso alcanza ribetes épicos que apenas tiene símiles en la historia de la humanidad.

Su nombre, un tanto callado, se debe al trabajo de la burguesía de dejar de citar a esos fantasmas que le dan miedo, ya que sirven de modelo a los nuevos luchadores sociales, y también ese casi olvido se debe al trabajo de los representantes del materialismo histórico que han intentado que el pensamiento de Bakunin, Kropotkin, Malatesta, Faure y otros grandes ideólogos ácratas, no sea conocido para no «afectar» su utopía que —hecha realidad— provocó millones de muertos, millones de sometidos, millones de expulsados, abofeteados y burlados.

Bakunin hace fe de coraje, de honestidad y de solidaridad en la siguiente inteligente y bella exposición al Zar Nicolás I, lo que demuestra que su convicción libertaria no la abandonaba ni en la prisión: «... amor a la libertad y odio invencible a toda opresión, odio más intenso aún cuando esa opresión se refería a otro y no a mí mismo. Buscar mi felicidad en la felicidad de los demás, mi dignidad en la dignidad de todos los que me rodeaban, ser libre en la libertad de los otros, he aquí mi credo, la aspiración de toda mi vida. Yo consideraba como el más sagrado de los deberes, rebelarme contra toda opresión, cualquiera que fuera el autor o la víctima».

Si bien Proudhon representa el gran inicio intelectual del anarquismo, y si Kropotkin semeja lo mismo junto su gran actividad práctica, no hay duda que el hombre que mejor reunió mucho de ambas cosas (teoría y praxis) fue Miguel Bakunin, indudablemente el más grande de todos los anarquistas de la historia universal.

«La libertad sin el socialismo, es el privilegio, la injusticia; y el socialismo sin la libertad, es la esclavitud y la brutalidad.»

Eso lo dijo Miguel Bakunin y cuánto de cierto tienen esas palabras.

10 de Enero, 2010

No hay comentarios:

Publicar un comentario