sábado, 28 de junio de 2014

La crisis de 1914

 

Por MARIE-LOUISE HEERS

El 28 de junio de 1914, el archiduque-heredero Francisco Fernando es asesinado en Sarajevo (Bosnia) por un estudiante bosnio. El atentado había sido preparado por una sociedad secreta, La Mano Negra, a la que el gobierno serbio había dejado actuar. Francisco Fernando proyectaba hacer un lugar satisfactorio para los eslavos en el seno del Imperio, lo que habría reducido a la nada todos los proyectos serbo-rusos de crear un gran estado yugoeslavo. Esta era la ocasión esperada por Austria para arreglar la cuenta que tenía pendiente con Serbia, y esta vez Guillermo II sostendrá a fondo a su aliado; el conflicto le parecía vital para Austria, y, en consecuencia, inevitable, de forma que era necesario emprenderlo en las condiciones más favorables que fuese posible. Francia y Rusia no habían terminado aún su recuperación militar y por ello no osarían defender a Serbia. De esta manera, el conflicto podría quedar circunscrito a ambos países. El 23 de julio se remite un ultimátum a Serbia. Ésta rechaza el último artículo, que pretende obligarla a recibir en su propio país a los investigadores austríacos, lo que habría revelado la posible connivencia rusa con el atentado. El 27 de julio, tras rehusar la mediación inglesa, Austria declara la guerra a Serbia. ¿Intervendrá Rusia? Ciertamente, no se encontraba aún preparada, pero no podía, so pena de perder definitivamente toda influencia en los Balcanes, ceder, como ya lo había hecho en 1909. Contaba además con el apoyo de Francia. El 29 procede a realizar una movilización parcial. Inglaterra propone negociar. Guillermo II hubiera aceptado la búsqueda de una solución pacífica, pero el Estado Mayor alemán empujaba a Austria a rehusar. Rusia decreta entonces, el 30 de julio, la movilización general. Sin embargo, los gobiernos de ambos países vacilan todavía en declarar la guerra. El plan alemán estaba previsto para llevar a cabo operaciones sucesivas y no simultáneas contra Francia y Rusia; dejar tiempo a Rusia para que movilizase a sus tropas supondría un desastre cierto para Alemania. La tarde del 1 de agosto Rusia se niega a detener la movilización y Alemania le declara la guerra. El 2 exige de Bélgica paso franco para sus tropas y el 3 declara la guerra a Francia. La invasión de Bélgica decide a Inglaterra a intervenir. El 4 de agosto declara la guerra a Alemania. Italia decide permanecer neutral, proceder que es imitado por Rumania. Las hostilidades comienzan; la guerra, que se suponía iba a ser corta, durará cuatro años y arruinará a Europa.

El mundo contemporáneo (1848-1914)
Ed. EDAF, 1978.

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