lunes, 19 de junio de 2017

Contra la estrella de cinco puntas



Por A. SERRANO GONZÁLEZ

La estrella, aparte de ser este punto luminoso que brilla en el firmamento, que ha servido a cientos de poetas de inspiración para sus creaciones líricas, amorosas o espirituales, y que para la mayoría de los mortales siempre hubo un momento, en que solo o acompañado, elevando la mirada y ver titilar esa luz, nos hemos preguntado si allí habría vida y si la había, cómo sería ella. Otros, más prosaicos, solamente nos hemos contentado con ver su luz y pensar en la maravilla del universo.

Pero la estrella, en la tierra se ha hecho un símbolo de autoridad y jerárquico, admitido y aceptado por la mayoría de los ejércitos del mundo, de las policías uniformadas, y los no uniformados llevan la estrella en su ficha de identificación. Esa estrella que milicia y policía han adoptado como señalamiento en la escala jerárquica, lo han hecho a sabiendas de la influencia que las estrellas ejercen sobre las personas, de que todos tenemos una cierta admiración por ese punto luminoso que en la lejanía vemos brillar y que causa alegría y placer. Quizás sea por esto último, esa alegría y placer, que muchos grupos de jóvenes que se dicen libertarios y quienes forman de las Juventudes Libertarias, que editan revistas, algunas de ellas muy bien hechas, al igual que el sembrador lanza con el brazo extendido el puñado de granos sobre el surco abierto, igual hacen ellos, a puñado lanzan la estrella de cinco puntas entre las páginas de sus publicaciones y hasta hemos visto la bandera negra con su círculo blanco con una estrella en el centro.

Para nosotros, anarcosindicalistas y anarquistas, esa estrella debe tener un doble rechazo, pues la simbología autoritaria militar y policial que sobre ella carga, lleva sobre sí, el hecho de que Trotsky al crear el ejército bolchevique, también adoptó la estrella de cinco puntas como divisa y símbolo jerárquico de su ejército. Y una vez expulsado de suelo ruso, adoptó la estrella de cinco puntas como emblema simbólico que diferenciaría su bolchevismo, al de la hoz y el martillo del bolchevismo ruso.

Ha llegado a mis manos la revista El Solidario Nº 10, portavoz de un grupo que se dice anarcosindicalista, que llega al extremo, de que el punto que cierra la terminación de un trabajo en la revista, no es tal punto, es una estrella de cinco puntas. Y estos se presentan como los únicos anarcosindicalistas. Hace unos años, 1995, les mandé una carta que no publicaron —no iban a tirar piedras sobre su propio tejado—, allí les criticaba su llamado anarcosindicalismo, y les hacía ver lo cargado de trotskismo que estaban aquellas páginas del Nº 5, y no sólo por la cantidad de estrellas cincopuntistas que cargaba, también la fotografía de aquel local de Milán: «Centro Social Leoncavallo», organización afiliada a la Cuarta Internacional, en donde no sólo luce la estrella, también está la hoz y el martillo de tan ingrata memoria.

No puedo aceptar y debemos rechazar los símbolos de autoridad que son actos jerárquicos dentro de los ejércitos y las policías del mundo; no soy partidario de símbolos que ostenten aquellos que reconocemos como adversarios; no me agradan las banderas que hemos enarbolado con símbolos nuestros, de aceptar una bandera, ésta sería blanca, con un sol con sus rayos en centro; también pudiera ser, dos brazos o muchos brazos se estrechan o juntan sus manos.

Hasta desagrado siento por ese grito rebelde que dice: «arroja la bomba que escupe metralla», porque no se debe amenazar, no es ético, cuando sea el momento de actuar se actúa, ese es nuestro deber.

Periódico CNT
Nº 234 – mayo 1998.

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