martes, 10 de octubre de 2017

Por la lucha de clases, contra la lucha patriótica



Ante el desconcierto de algunos libertarios al ver cómo el fervor patriótico ha sacado a la calle a algunos cenetistas para ir codo a codo y bandera con bandera junto a manifestantes nacionalistas, hemos de salir al paso para recordar que ningún país, nación o Estado nos hará libres, todo lo contrario. En este sentido, conviene rescatar parte del comunicado «CNT ante los nacionalismos», lanzado hace años y que para nosotros tiene total vigencia. «El concepto "nación" ha servido tan pronto para englobar como para independizar; "nación" o "patria" son ideas-fuerza que pueden ser empleadas en sentidos muy opuestos, avasalladores o emancipadores; lo que para unos es gallardo patriotismo, para otros es coactivo imperialismo centralista, lo que unos consideran separatismo antipatriótico otros lo tienen como la máxima afirmación de identidad nacional. La CNT es enemiga del concepto "patria" salvo cuando se le da el significado que le dio Malatesta "mi patria es el mundo".»

Para nosotros, un ejemplo de lo contradictorio que supone mezclar la lucha de clases con las aspiraciones patrióticas queda patente en lo que durante los últimos meses estamos viviendo en Cataluña. Somos testigos de que en su pretensión de «hacer país» la derecha burguesa de siempre y la llamada izquierda catalanista —incluso la que dice ser «antisistema»—, se están dando la mano para construir un nuevo Estado, el catalán, dándole a su vez la espalda a quienes prefieren seguir en el que ya existe, el español. Siguiendo con dicho comunicado, se recalcaba que la argumentación nacionalista es «pobre y obcecada: en último término sueñan con establecer otro Estado, con su ejército, su policía y sus gerifaltes, pero con bandera y nombre distinto». A estas alturas, cabe preguntarse, ¿dónde ha quedado la lucha de clases sino envuelta en trapos patrioteros?

Conviene aclarar que el hecho de que como anarcosindicalistas nos opongamos a cualquier nuevo Estado no supone, tal y como malintencionadamente se nos suele atribuir, que defendamos el ya existente. A quienes utilizan esa falacia habría que recordarles que durante la proclamación de la República Catalana de 1934 fue la militancia de CNT la que tuvo que recoger las armas que los patriotas catalanistas tiraban cuando el ejército entró en Barcelona sin apenas dificultad. ¡Y qué bien nos vinieron después para asaltar los cuarteles y hacer temblar a unos y otros demostrando la viabilidad de la autogestión y del comunismo libertario! Lamentablemente, ese ejemplo revolucionario fue aplacado por una Generalitat que veía con horror cómo los trabajadores controlaban la producción y por unos comunistas a quienes se les dejó hacer cuanto quisieron, por su papel contrarrevolucionario como «partido del orden» y a cambio de que la República consiguiera el apoyo soviético. Varias décadas después, parece mentira que estemos en una tesitura similar, aunque no del todo. Entonces, los anarcosindicalistas teníamos claro que nunca llegaríamos a ser libres sin tener antes el control de la producción. Ahora, parte de quienes así se autoproclaman lo han olvidado, propician que la clase trabajadora languidezca adoptando los mismos planteamientos de los sindicatos institucionalizados y junto con un amplio sector de la ciudadanía se deja arrastrar por lo que le dicten los distintos «medios de intoxicación» en función de sus intereses. Y es que cuando se convocan paros patrióticos sufragados por la Administración y los comerciantes, cuando se reconduce la lucha popular hasta aplacarla en el Parlament vía urnas o cuando quieren que escojas entre distintos trapos patrioteros, algo falla.

Tampoco nos convencen los argumentos de ciertos anarquistas de que no nos podemos quedar al margen del proceso social y político en curso, pues, a nuestro entender, esto significa una adhesión acrítica a planteamientos que nada tienen que ver con la emancipación de los trabajadores por la simple voluntad irreflexiva de «hacer algo» [?]. Hay que valorar y sopesar en qué iniciativas concretas se participa y por qué, sin caer en el «movimiento por el movimiento».

En CNT Cataluña, a pesar de todo, seguimos teniéndolo claro. Siempre estaremos por la lucha de clases, nunca con la lucha entre trabajadores por unos motivos patrióticos que sólo benefician a los gobernantes deseosos de tapar sus tufos y continuar con sus privilegios.

Salud y revolución social



*Esta CNT catalana no es la Regional de CNT, es una excisión.

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